El circo romano

Tiene que ser un montaje. Después, comentándolo, algunas personas que ya conocían el programa (la mayoría de personas, de hecho, lo conocían; soy un ser televisivamente marginal) me decían que estaban convencidos de que era un montaje. El caso es que yo creo que no. Conociendo a la especie humana como empiezo a conocerla, me creo que lo que presencié el otro día es real. Que todo en esta vida tiene precio y que el dinero barre sin problema los escrúpulos.

El caso es que llegaba yo realmente cansado de una dilatada jornada de trabajo cuando, mientras tomaba leche con galletas (unas galletas italianas de huevo deliciosas), centré mi atención en la televisión, que minutos antes había decidido encender en un desesperado intento por embotar la mente. Allí estaba ella, una mujer con los 50 ya cerca, vestido gris, luciendo muslamen y largos tacones. Sentada en medio de un plató luminosamente helado. Y allí estaban ellos: su madre, su marido y su mejor amiga, sentados a varios metros de ella, de frente, y con el agradecido público a sus espaldas. Y completando la escena la presentadora esta que tiene los dientes grandes y que se toma superenserio a sí misma, Enma no sé qué. Ahí estaban todas y todos. Comenzaba la función.
Masticaba yo mi galleta empapada en leche (unas galletas deliciosas) cuando la presentadora que se toma en serio a sí misma le dice a la mujer solitaria que si quiere jugar por 10.000 euros. Joder, ¿cómo no va a querer jugar por esa cantidad? Y encima con su peña ahí para ayudarle, pienso yo tragando galleta. “¿Crees que le atraes sexualmente a tu amiga?”, le preguntan. ¡Ojo! Me atraganto. Mis ojos se abren de par en par y, lo admito, me incorporo ligeramente del sillón. ¿Qué cojones es esa pregunta? ¿Por qué le preguntan eso? ¡Su amiga está delante! Al día siguiente me lo explicaron. El programa en cuestión se llama ‘El juego de la vida’, y te hacen preguntas ultrapersonales por pasta. Y claro, la mayoría de las preguntas no sólo te pringan a ti, sino también a los que tienes enfrente, con lo que el marrón es notable. Tienes que elegir: la pasta o la dignidad. La mujer solitaria del muslamen eligió la pasta: “Sí”, responde. Y una robótica voz de fondo: “eso es: verdad”. Aplausos del público. También de la amiga, que tiene cara de volada. Y es que resulta que, como me explicaron también en mis investigaciones sobre este programa, a la tipa que responde le habían sometido al polígrafo antes del programa y no tiene posibilidad de mentir (o al menos de hacerlo sin que te pillen). Así que, era verdad, aquella mujer pensaba que a su amiga le ponía y se lo dice delante de toda la peña y por 10.000 euros. Y la amiga flipando. Pero qué cojones, son 10.000 euros. Pero, atención, ni siquiera. Para ganar la pasta debe responder otra pregunta, explica la presentadora de los dientes grandes. Adelante con la pregunta. Abro un poco más los ojos. “Le serías infiel a tu marido si supieses que no se iba a enterar nunca?” ¡Atención! Casi me pongo de pie, me tapo la boca. ¡Ojo! El marido tiene una cara inolvidable. Es calvo y tiene un piercing debajo del labio. “Sí”. Me echo las manos a la cabeza. Quiero gritar pero mi compañera de piso está durmiendo. “Eso es: verdad”. Aplausos. ¡Tócate los huevos! ¡Aplausos! El marido rojo, pero también aplaude. Claro, son 10.000 pavos.

La tipa puede jugar por 40.000 euros. ¿Qué no se puede vender por esa cantidad? Nada. Para esta señora nada. “¿Juego?”, les pregunta a la madre, al marido y a la amiga. “Juega, juega”, dicen todos. Y juega. Joder si juega.

“¿Crees que tu marido te está haciendo una mujer desgraciada?”. Me pongo de pie. Ya no aguanto más sentado. ¡Tengo que ponerme de pie joder! “Sí”. ¡Arrrggg! “Eso es: verdad”. ¡Claro que es verdad! ¡Todo es verdad! ¡Vende sus verdades por 40.000 euros! Careto del marido que de alguna parte saca las fuerzas para unirse al aplauso encantado de la madre de la mujer, a quien los 40.000 euros le impiden ver a su humillado yerno. Pero ojo, porque para los 40.000 es necesaria otra pregunta. Venga, vamos a ello. Superémonos. “¿Estás realmente enamorada de tu marido?” Quiero correr por el pasillo de mi casa. Me subo la camiseta a la cabeza como un futbolista que celebra un gol y escucho desde ahí la respuesta: “No”. “Eso es: verdad”. ¡Haber empezado por ahí! ¡40.000 euros y a tomar por culo el marido! ¡Todo de una tacada! La cara del marido para enmarcar y colgar en un museo.

La gente aplaude. Asistimos al sacrificio público de la dignidad de una persona. Le damos 40.000 euros para que desnude su vida. “Es que son 40.000 euros y no tengo nada”, dice la mujer. Su dignidad por su necesidad. Es el trato que le ofrece el programa y que ella acepta. Y el público, encantado, vitorea al verla morir en la arena. A ella, y al marido, por supuesto. Pocos ejemplos más claros de lo que es nuestra sociedad puede haber: no hay valores, no hay dignidad, no hay orgullo. Ni de la sacrificada, ni del circo romano que la mujer de los dientes grandes presenta. Sólo hay dinero.

“¿Sigo?”, pregunta la sacrificada cuando le ofrecen 100.000 euros para rematarla y recrearse con su cadáver. “No, no. Plántate”, dicen llenas de entereza y dignidad madre y amiga. “Sigue, sigue”, dice el marido con la mayor de las desidias. Qué carallo, yo ya estoy muerto…

El circo romano

9 comentarios en “El circo romano

  1. Anónimo dijo:

    Yo un día que vi ese programa le preguntaban a un tipo si a veces tenía ganas de matar a su suegra, que estaba delante, y el tio respondió que si. Lo mejor, la suegra aplaudiendo como loca por haber ganado la pasta. Luego le preguntaban si alguna vez había robado la ropa interior del tendal de su vecina y se la había probado y dijo si!!! es que no tiene trabajo, jefe, amigos…??
    Y otro con la hermana delante le preguntan: crees que tu hermana es una incopetente y la contrataste en tu empresa por pena? Él respondió que si.
    En fin, es mucho….
    Cris.

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  2. MALÓ dijo:

    «Pasen y vean señores, ESTO ES EL CIRCO»
    Cuando era pequeña se exhibía a la vaca Juanita que tenia 6 patas, se dejo de hacer porque aparecieron los defensores de animales, atentaba contra la moral de los pobres animales»

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  3. Sí, yo flipé un día que lo vi y me enganché porque me sonaba de vista la chica que concursaba en ese momento, era de mi ciudad, Granada, tenía una agencia de modelos. El novio, la madre y la amiga-socia presentes.

    Le preguntaron si tu novio no tuviera dinero, seguirías con él? Y ella contestó que no. Siguiente pregunta: ¿Crees que tu novio sólo podría serte infiel pagando a otra mujer? Respuesta: Sí. Cara de lápiz del novio, estaba para pintarlo.

    Pero lo peor fueron las preguntas referentes a su madre. ¿Alguna vez has mirado para otro lado para no saludar a tu madre en la calle porque te da vergüenza de ella? Respuesta: Sí. Y la madre riéndole la gracia.

    Y el colmo: ¿Deseaste alguna vez que tu padre se muriera para tener más sitio en tu casa? Respuesta: Sí. La madre la miraba incrédula y hasta perdonándola porque se había llevado dinerito. Por lo menos, después de esta pregunta, le quedaba un poquito de dignidad y se retiró del juego.

    La gente vende su dignidad y todo por dinero; también lo hacen los famosillos de turno que van a los programas del corazón a contar sus intimidades. ¡Qué horror!

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  4. Yo me he pasado a un programa muy majo que ponen en T5 después de Arguiñano. Es una especie de remake de Veredicto, (¿se llamaba así el programa que lanzó a la Ana Rosa?), pero el juez se llama «árbitro». Y la gente opina sin tener ni puta idea y se dicen de todo y el caso se resuelve en media hora y es alucinante.

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  5. vi dijo:

    Creo que exageras esta vez, ninguno sabemos qué es verdad y qué no, qué acordó con el marido y, en cualquier caso, es muy probable que ya de antes ambos supiesen que no estaban enamorados y decirlo delante de todo el mundo no me parece perder la dignidad en absoluto (por el contrario, callárselo a tu pareja sí).

    A mi nunca ha conseguido ponerme de pie ese programa

    Es la primera vez que no comparto tu visión…

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  6. Dices que todo es verdad. Yo dudo que la gente que vende su dignidad por 40.000 euros tenga algo de verdadera. Yo creo que son personas de mentira. Creo que son mentiras en sí mismas.
    Estoy buceando por tu blog y sí, me está gustando mucho.
    N.

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  7. A mí me parece perfecto que la gente venda su vida (o la vida que se ha inventado) por dinero. Hay quien la vende sin que le paguen y no decimos nada porque no sale en la tele. Lo que me parece más triste es que el resto del mundo se siente en el sofá a verlo y escucharlo.

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